"La gente que no tiene agua de un río o un arroyo tiene que hacer un pozo. De ese pozo sale agua contaminada con arsénico, algo que está en la estructura del suelo. Nosotros desarrollamos una tecnología, única en su tipo, por la cual eliminamos el arsénico, metales pesados y todo tipo de microorganismos", detalló Sergio Ferrari que lideró la construcción y el diseño de la "Planta abatidora de arsénico unifamiliar", un proyecto de la Empresa M.D.T.S.A. (Manufactura y Desarrollos Tecnológicos Sociedad Anónima).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que "la exposición prolongada al arsénico a través del consumo de agua y alimentos contaminados puede causar cáncer y lesiones cutáneas. También se ha asociado a problemas de desarrollo, enfermedades cardiovasculares, neurotoxicidad y diabetes".
El hidroarsenicismo crónico regional endémico (Hacre) es una patología que afecta en especial a habitantes del norte argentino, incluidas las provincias de Santiago del Estero y Chaco, como consecuencia de la ingestión de agua de pozo con contenidos de arsénico superiores a las máximas compatibles con el criterio de potabilidad que determina la OMS (hasta 0,05 mg por litro).
Además de analizar cómo sanear el Riachuelo, Ferrari y su equipo de trabajo se ocuparon de elaborar un filtro que, con una serie de fórmulas con minerales reacondicionados, remueve el arsénico pero mantiene los elementos beneficiosos para el organismo, como las sales. Es un proceso combinado de filtración y absorción, que saca el arsénico en un 99% y remueve bacterias, turbidez y hasta el 80% de productos nocivos, con equipos preparados para producir hasta seis litros de agua segura por hora.
En 2012 se instalaron ocho plantas comunitarias, cada una con capacidad de abastecer a 1000 personas, en cinco localidades del Chaco, todas cerca del Impenetrable. Se trató del proyecto Agua Segura, que contó con financiamiento del Estado nacional. Cada planta costaba cerca de un millón de pesos.
"El problema era que la gente tenía que ir a las plantas con sus bidones y llevarlos a la casa. Eso les resultaba trabajoso, entonces cada vez lo usaban menos", describió Ferrari. Por eso trabajaron en algo más chico, consiguieron miniaturizarla y armaron plantas domiciliarias. "La gente trae agua de pozo, de un arroyo, de lluvia, de donde sea, la pasa por este sistema y la puede tomar sin problemas. Es una especie de dispenser", detalló el líder del grupo.
Fuente: La Nación (18.08.16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario