Autismo en el trabajo |
A través de iniciativas de inclusión y diversidad, personas con trastornos generalizados en el desarrollo, ocupan puestos convencionales en la oficina; cómo es el proceso de adaptación y convivencia en el entorno laboral
Durante más de 10 años Francisco pasó por muchos trabajos diferentes. En todos se encontró con una misma dificultad. "Chocaba constantemente con mis compañeros. Yo no los comprendía, ellos no me entendían. En mis tareas era súper productivo, pero terminás con la autoestima baja porque no podés entablar buenas relaciones", describe.
Hace tres años Francisco conoció de qué se trataba el Asperger y fue un antes y después en su vida. "Hasta ahí pensaba que yo era la cosa más rara que había en el mundo, pero evidentemente si sacaron todas esas características de alguien más no estaba solo. Me cambió la cabeza y empecé a entender", cuenta.
Francisco Fernández tiene 30 años, se desempeña como analista de servicios financieros y es hoy es uno de los cuatros empleados que forma parte de la primera experiencia en el país en la que una empresa contrata exclusivamente a personas con autismo para cubrir búsquedas laborales. Esto se da en el marco del programa global de la desarrolladora de software alemana SAP, "Autism At Work", creado en 2012 y que llegó al país el mes pasado. Se estima que cerca del uno por ciento de la población mundial se ve afectada por el autismo y SAP pretende, de aquí a 2020, que el uno por ciento de su fuerza laboral sean personas con autismo. Hasta el momento ya se sumaron más de 100 personas a este programa en todo el mundo.
En la Argentina, la empresa lleva el programa a cabo en conjunto con la ONG Asociación Argentina de Padres de Autistas (APAdeA) y con la reclutadora laboral Specialisterne, especialistas en identificar talentos con autismo. El proceso llevó cuatro semanas de pruebas y entrevistas a 13 candidatos preseleccionados por la ONG.
Marcela Bongianino, directora de relaciones institucionales en APAdeA, describe la iniciativa pionera: "Deseamos como ONG y como padres que el proyecto Autism at Work, se replique". Según Francisco este trabajo lo pone en un lugar distinto que sus trabajos anteriores: "Me libera de esa tensión de que el que tengo enfrente piense que soy un tonto".
Nuevos talentos
En el mundo laboral se está avanzando hacia empresas más inclusivas y con mayor diversidad entre sus empleados. Contar con personas con autismo en la oficina convertirse en una ventaja competitiva y un número creciente de compañías está contratando personas con distintos grados de Trastornos del Espectro Autista (TEA). Por ahora, en la mayoría de los casos son individuos diagnosticados con Asperger o autismo leve, pero a medida que crecen las experiencias, también varían las oportunidades.
Dentro de las habilidades únicas que ofrecen las personas con TGD a un ambiente laboral, se destacan su facilidad para encontrar patrones y anomalías en la información, hacer foco y entregar altos estándares en trabajos, atributos muy necesarios en el análisis de datos, diseño de software y multimedia, entre otros. "Buscamos los mejores talentos y en un ambiente diverso que promueva la innovación es importante incorporar distintas visiones. La perspectiva de una persona con autismo es un complemento adicional a las del resto de los miembros del equipo y amplía la capacidad de innovación", contó Constanza Quiñones, Directora de Recursos Humanos de SAP Argentina."
Alcance y características
Las últimas estadísticas del Centro de Control de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos indican que actualmente los Trastornos del Espectro Autista (TEA) se le diagnostican a 1 de cada 68 niños, lo que implica un 30% de aumento en apenas tres años y es cinco veces mayor en varones que en mujeres.
Como las personas con Asperger se presentan a simple vista muy capaces, muchas veces deben enfrentar que se desestime su condición. Francisco relata su experiencia: "Es bastante difícil porque tenemos muchas características que no son normales, es como que no estamos adaptados a cómo socializan las demás personas" explica. Francisco dice que nada de lo que parece obvio lo es: los tonos de voz, el lenguaje no verbal, los gestos. Todo debe ser aprendido conscientemente.
Jésica González Baqué tiene 30 años y es desarrolladora de software. Aunque hizo algunos cursos, su formación es mayormente autodidacta y asegura que aprendió mucho explorando su hobby desde muy chica con su Comodore 64. Hasta su trabajo anterior Jésica hacía testeo de sistemas, pero lo que quería era programar. Diagnosticada con autismo leve hace tres años, se enteró de esta búsqueda de trabajo por el Grupo de Pertenencia de Adultos Asperger que coordina y no dudó en aplicar. "Los neurotípicos siempre son mayoría, adaptarnos es lo que hacemos desde siempre, lo que más me gusta de este trabajo es que del otro lado sepan nuestra condición, mis compas son copados, están pendientes", describe.
El espectro autista es amplio. Algunas personas pueden tener dificultad para entender los giros idiomáticos o cierto tipo de humor, especialmente el sarcasmo, y necesitan claridad en las propuestas y pedidos. Jésica lo explica con un ejemplo: "En otros trabajos me pasó de tener que esconder mis hipersensibilidades sensoriales o que me digan -Vamos a tomar un café- y como yo no quería tomar café dije que no y lo que me estaban proponiendo era tener una reunión". Pero por otra parte, el pensamiento no convencional los guía hacia creativos y brillantes descubrimientos.
Cuando Jésica habla de adaptarse se refiere a un esfuerzo de muchos años que realiza desde la adolescencia. Trabajó sus habilidades sociales a través de Programación Neurolingüística (PNL) y asistió a clases de teatro, "Cuando trabajo con padres les digo que no se angustien, que todo es trabajable y a las personas con TEA recientemente diagnosticadas, busquen a otros adultos, yo y otros somos muy abiertos a hablar", dice. Además de Jésica y Francisco, completan el cuarteto de ingresantes Franco Perez Botta y Nicolás Gabriel Neumann, ambos de 20 años, que trabajan en el área de finanzas y desarrollo.
Bongianino explica la central importancia de pensar a estos programas de una manera orgánica. "Hay que trabajar desde con la persona que está en la garita de seguridad de la entrada, con jefes, compañeros y con cada ingresante con TEA, es un aprendizaje continuo de ambos lados". La directora de APAdeA cuenta que muchos jóvenes que en principio son muy ensimismados, mutan mucho en su interacción con otros a medida que se les da la posibilidad de hacerlo.
Proyección y puntapié local
El rango de oferta laboral para personas con TEA se expande a medida que crecen las experiencias. En SAP comenzaron con puestos en desarrollo de software y tecnología y ahora se están expandiendo a diseño gráfico, administración, finanzas y roles en marketing. A nivel global, Estados Unidos es uno de los países más avanzados en inclusión de personas con TEA al ámbito laboral y la industria de la tecnología es el terreno más fértil. Por ejemplo, la firma de desarrollo CAI tiene 50 empleados con TEA y aspira a contratar 120. En Microsoft, abrieron un programa piloto para el que recibieron 700 currículums para 10 posiciones iniciales en Estados Unidos y ahora se está expandiendo al Reino Unido. En oficinas de SAP de Palo Alto, California, las evaluaciones del programa a un año de sus lanzamiento arrojaron mejoras en la creatividad y la innovación en los proyectos.
Como muchas iniciativas en el trabajo, lo que se necesita a veces es que haya un entusiasta que levante la bandera de una causa y que la empuje hasta que salga. En la experiencia local esa persona es Alejandro Masip, que trabaja desde hace una década liderando proyectos y además es papá de un niño con autismo. "Como papá te hacés muchas preguntas ligadas a su futuro y cómo trabajará es una de esas. Por eso desde que se lanzó el programa hace unos años en Alemania que lo estoy siguiendo de cerca y vimos que estaba todo dado para traerlo a Argentina", describe. Como voluntario del programa local, Masip aprende de estos adultos con TEA, que le demuestran, dice, que más que preocuparse hay que ocuparse. "Mi objetivo es que esto llegue a la mayor cantidad posible de empresas argentinas. Esto no es beneficencia, esto es algo bueno para las personas y para las empresas que podrán ofrecer servicios brillantes", opina.
A partir de la experiencia, en SAP ya recibieron consultas de varios compañías locales que están analizando llevar un programa similar adelante.Para Jésica la diversidad en todas sus formas es un valor al que vale la pena apostar. "La diversidad con discapacidad o no, autismo o no, todos somos diferentes, siempre te va a sumar el distinto, yo soy buena en esta, vos en esto y de las debilidades también se puede aprender", cierra. Sobre su oportunidad Francisco conlcuye: "No tenemos una enfermedad, somos diferentes, es un lenguaje distinto que tenemos que aprender juntos todos los días, esforzarnos de un lado y del otro".
Fuente: La Nación
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