jueves, 2 de marzo de 2017

APROSS DEBERÁ CUBRIR LA PRESTACIÓN DE ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO

Logo acompañante terapéutico
La nueva norma aprobada por la Legislatura de Córdoba establece requisitos, regula la actividad y estandariza la formación de estos profesionales.

La política de externación de los pacientes con padecimientos mentales profundizó el interés en la figura del acompañante terapéutico, una actividad cuya regulación se aprobó ayer por unanimidad en la Legislatura cordobesa, con una asistencia especial de estudiantes y de profesionales del sector.

La norma surgió de la compatibilización de dos proyectos: uno presentado en 2013 por Liliana Montero (licenciada en Psicología y legisladora por Córdoba Podemos) y el segundo, en 2014, por Oscar González (exministro de Salud de la Provincia y miembro de Unión por Córdoba).

Se estima que hay entre 1.500 y 2.500 acompañantes terapéuticos. Uno de los aspectos que permitirá la norma es estandarizar la formación, que actualmente es heterogénea, ya que hay profesionales que son egresados universitarios que realizan cursos de uno a dos años y otros que, según Montero, “hacen cursos de seis meses o por internet”. En el último año, la actividad también se ha sumado a la oferta académica de grado a través de tecnicaturas de las universidades Católica de Córdoba (UCC) y Nacional de Córdoba. En esta última, comenzaría a dictarse en 2017 y las inscripciones se abrirían en diciembre, luego de la autorización del Ministerio de Educación de la Nación. 

La ley describe que el acompañante terapéutico “asiste a pacientes previa solicitud del médico o psicólogo tratante, participando siempre en estrategias de tratamiento” y aclara que “nunca como un servicio aislado, episódico o fragmentario”. González afirmó a La Voz que para el tratamiento del proyecto la actividad fue abordada fundamentalmente desde el perfil de asistencia a pacientes con padecimientos mentales. “Lo que debe seguir a la externación o desmanicomialización es la resocialización, la integración, del paciente. Por eso la importancia del acompañante terapéutico como parte del tratamiento ambulatorio”, añadió.

El paso que seguirá es la reglamentación por parte del Ministerio de Salud. Daniel Passerini, presidente de la Comisión de Salud de la Legislatura, prevé que será antes de fin de año. 

“El acompañamiento nació hace décadas y esta norma viene a darle legitimidad. Ya estamos trabajando con obras sociales y necesitamos que haya un reconocimiento como prestación médica”, declaró a este medio Silvia Alderete, de la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la Provincia de Córdoba. Por lo pronto, la ley aprobada ayer establece que la obra social provincial, Apross, incluya a los acompañantes en su listado de prestadores.

“Hay un primer motivo histórico para esta regulación, que tiene que ver con legalizar algo que viene con legitimidad clínica, una práctica que deriva de un paradigma de salud mental que empieza en la Argentina a partir de las décadas de 1960 y de 1970”, explicó Daniela Tello, licenciada y profesora de Psicología, coordinadora de la Tecnicatura en Acompañamiento Terapéutico de la UCC. Tello precisó que la adopción de ese modelo requirió el desarrollo de “dispositivos de intervención por fuera del hospicio”, como los centros de día, las terapias grupales y las comunidades terapéuticas. “Y, también para lo cotidiano, se empezó a trabajar con acompañantes terapéuticos”, apuntó.

En su proyecto, González había incluido también la figura del cuidador domiciliario, pero ayer señaló que se había eliminado del texto que surgió de la compatibilización con el de Montero porque será abordado a través de otra norma. Por su parte, Tello advirtió de que hay una gran diferencia entre un rol y otro. “El cuidador domiciliario trabaja apoyando actividades cotidianas desde el sentido común y respaldo comportamental en tareas como bañarse, alimentarse y otros hábitos. El acompañamiento terapéutico está inscripto desde la clínica asistencial”, precisó. Asimismo, recalcó que el acompañante terapéutico tiene una relación transitoria con el paciente, porque su tarea está orientada fundamentalmente a que pueda construir sus propios lazos sociales.

“Este es un reconocimiento a la profesión como integrante del equipo de salud, con derechos y obligaciones. Entre esos derechos, el de opinar en el marco de los tratamientos”, definió Montero. “Pero también es un avance para los pacientes o sus familiares, que tendrán más información para elegir”, concluyó.

Capacitación y revalidación

Este año comenzó la Tecnicatura en Acompañamiento Terapéutico en la UCC, mientras que la UNC avanza en su apertura. Además, hay entidades que dan cursos que rondan los dos años, como la Fundación Sistere, la Fundación Ser Acompañante y la Fundación Morra. Quienes los tomen deberán luego someterse a un examen de acreditación, al igual que quienes hayan obtenido el título en el exterior. Quienes hayan tomado cursos de menos tiempo deberán capacitarse y luego rendir.

Fuente: La Voz del Interior

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