A semanas de que empiece la temporada de verano tanto el camping como la pileta olímpica se encuentran en estado de abandono. La historia se repite todos los años.
Cada año, cuando se avecina el verano, el trabajo periodístico parece repetirse en frases que no por reiteradas pierden contenido. El Parque García Lorca es, a no dudarlo, uno de los rincones más bellos que tiene la ciudad. Da gusto disfrutarlo caminando, tomando mate, andando en bicicleta. Claro, hasta que el parque se convierte en pileta, y la pileta en camping municipal. Ahí comienza otra historia.
Ingresar al camping, recorrerlo de punta a punta, salir a la calle y volver a ingresar, ahora al predio de la pileta olímpica sin que nadie controle, es solo cuestión de proponérselo. Es zona liberada donde nadie controla, nadie pregunta y absolutamente nadie vigila. Usted puede elegir: entra a sacar fotos (como los periodistas de este diario) o a provocar daños y romper las instalaciones; en ninguno de los casos hay control alguno.
El camping
El pomposamente llamado “Camping Municipal” es un terreno limpio de malezas, con árboles añejos que hace décadas no se podan ni controlan, con escasos servicios sanitarios habilitados y lo que es peor: a la falta de control para el acceso al mismo se le suma una instalación eléctrica descuidada, precaria por donde se la mire, con cables resecos por el sol y escasa casi nula protección contra las inclemencias del tiempo. Un ejercicio de imaginación nos permite ubicarnos en una carpa, una noche de lluvia y con necesidad de enchufar una simple lámpara y… sinceramente, da miedo.
Cuesta creer que hoy, cuando algunos turistas preguntan en las oficinas de turismo por un camping, los envíen a este lugar.
La pileta
El predio de la enorme y querida pileta olímpica no está mejor. Con los yuyos que crecen y crecen, incluso dentro mismo de la pileta, que desde marzo está sin agua y sufriendo las consecuencias de ello. Con el cerco perimetral en ruinas y los alambres caídos. Nuevamente aquella calificación de “costoso gigante de cemento” se hace presente.
Hasta el año pasado, los funcionarios cargaban culpas en el Sitramag; el gremio manejaba las instalaciones y las desatendía por improductivas (lo cual era cierto) y eso no permitía que se habilitaran a tiempo ni que estuvieran en condiciones dignas.
Pues bien, desde hace un año el predio volvió al “control” municipal. El panorama, a un mes de iniciarse la temporada turística es igualmente desolador que en noviembre de 2015 y las expectativas que esté habilitado cuando inicie el verano parecieran estar demasiado lejanas.
Más allá de tiempos y plazos, con las vacaciones que se avecinan, mucho habrá que trabajar para poner en condiciones mínimas un lugar que hoy por hoy es tierra de nadie, es antiestético y en cierto sentido, hasta peligroso.
Fuente: http://resumendelaregion.com/
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